Ya es historia la RDLF2016. Una ruta que se consolida pese a quien pese, pues esta edición lo ha hecho contra viento y marea y además saliendo fortalecida.
Superados todos los ataques a la carrera, superados los ataques a los organizadores. Desde aquí mis más sinceras felicitaciones a los miembros del cuartel de infantería almirante Fuster así como a todo aquel que gracias a su trabajo y empeño sacan todos los años adelante esta preciosa carrera que conjuga de forma tan magistral deporte e historia.
Amanecía un bonito día presagio del tiempo tan magnífico que íbamos a disfrutar durante el recorrido. Participar pero no competir te da una visión especial de la carrera pues ves cosas que normalmente te pasan desapercibidas. Ademas de la relajación con la que se afronta un recorrido tantas y tantas veces realizado sin la presión del cronómetro.
Te da la oportunidad de hacer tuyas las vivencias e impresiones de quien te encuentras en el camino y de los que te acompañan.
Salíamos pues tras el izado de la bandera un nutrido grupo de mandaraches entremezclados con el resto de participantes.
Rápidamente iniciábamos la subida al castillo de los moros, lugar inédito para muchos y a mi juicio un gran acierto en su colocación en el trazado.
Desde aquí contempló Escipion la ciudad antes de llevar a cabo su invasión. Para mi una sensación especial. Los nervios de los participantes y la ilusión intactas en esta primera subida. Bajamos por los Mateos entre importantes medidas de seguridad, sorprende ver a la policía con el chaleco antibalas.
Y por fin iniciamos el ascenso al calvario. Se hace raro ver como bajan los primeros corredores mientras tú subes y no ser uno de ellos. Las caras de admiración son generales entre los participantes.
Poco a poco vamos consiguiendo afianzar un hueco. La frase de esta subida la realiza Blanca. Mirando arriba se sorprende con: "mirad que bonita la serpiente multicolor...."
Es lo bonito de la primera vez, cuando descubres que te has convertido en runner sin quererlo.
Nos cruzamos con Atanasio, Paredes, Juan Antonio Garcia Bermudez...
Superados todos los ataques a la carrera, superados los ataques a los organizadores. Desde aquí mis más sinceras felicitaciones a los miembros del cuartel de infantería almirante Fuster así como a todo aquel que gracias a su trabajo y empeño sacan todos los años adelante esta preciosa carrera que conjuga de forma tan magistral deporte e historia.
Amanecía un bonito día presagio del tiempo tan magnífico que íbamos a disfrutar durante el recorrido. Participar pero no competir te da una visión especial de la carrera pues ves cosas que normalmente te pasan desapercibidas. Ademas de la relajación con la que se afronta un recorrido tantas y tantas veces realizado sin la presión del cronómetro.
Te da la oportunidad de hacer tuyas las vivencias e impresiones de quien te encuentras en el camino y de los que te acompañan.
Salíamos pues tras el izado de la bandera un nutrido grupo de mandaraches entremezclados con el resto de participantes.
Rápidamente iniciábamos la subida al castillo de los moros, lugar inédito para muchos y a mi juicio un gran acierto en su colocación en el trazado.
Desde aquí contempló Escipion la ciudad antes de llevar a cabo su invasión. Para mi una sensación especial. Los nervios de los participantes y la ilusión intactas en esta primera subida. Bajamos por los Mateos entre importantes medidas de seguridad, sorprende ver a la policía con el chaleco antibalas.
Y por fin iniciamos el ascenso al calvario. Se hace raro ver como bajan los primeros corredores mientras tú subes y no ser uno de ellos. Las caras de admiración son generales entre los participantes.
Poco a poco vamos consiguiendo afianzar un hueco. La frase de esta subida la realiza Blanca. Mirando arriba se sorprende con: "mirad que bonita la serpiente multicolor...."
Es lo bonito de la primera vez, cuando descubres que te has convertido en runner sin quererlo.
Nos cruzamos con Atanasio, Paredes, Juan Antonio Garcia Bermudez...
En esta parte de la carrera todos dudan de si terminaran o no la ruta, saben que les espera un gran reto.
Muy diferente a la cabeza de carrera donde la preocupacion es robarle minutos al reloj.
Tras el esfuerzo inicial coronamos el Calvario y todo parece más fácil, animadas bajamos al trote por la pista de hormigón.
Todos los nervios desaparecen y sólo piensan en el siguiente monte, la próxima dificultad.
Sin apenas darse cuenta alcanzamos el km 10 y en el avituallamiento unos consejos y para arriba, a buen ritmo andando comenzamos a adelantar a gente. Esto da confianza para lo que resta. Por aquí vemos cómo Ernesto, Javi, Pellicer van muy bien posicionados pues ya destacados se dirigen a la cortina. Nosotros aún debemos llegar a la cima. Como nota curiosa nos cruzamos con el alcalde.
Ya arriba y tras dos dificultades en la bolsa la euforia y las sonrisas dejan atrás los nervios.
Y los primeros, pues vamos muy bien, salen de los labios de nuestras compañeras.
Con energía y al trote empezamos el descenso hacia una de las pocas dificultades técnicas del recorrido. Aquí es inevitable el tapón.
Pues si no haces carreras por montaña es difícil adquirir confianza en estos descensos.
Mar se desespera por bajar rápido, blanca descansa. Y yo silbando. Los demás, deben estar afrontando ya las primeras rampas de Fajardo. Esther que va hecha un cohete sin duda las ha subido ya. Superados o al menos más llevaderos sus problemas con el piramidal no hay quien la pare.
Cogemos la pista ancha y afrontamos las rampas de bajada a la cortina. Llevando un ritmo cómodo.
Nos encontramos un disparate, algo que no debe estar permitido. Una mujer acompañada de un niño de unos 5 años haciendo la larga.. Que esté año deja de ser la corta. Con las temperaturas altas, y con la cantidad de kilómetros que supone. Es duro para un adulto, para un niño es un auténtico desatino.
Parada técnica en la C5 y ya al trote nos dirigimos hacia la muralla del mar. Trote que te anda llegamos al Concepción,
Entramos de pleno en las calles de Cartagena y aquí hay que correr por si nos ve alguien conocido, jajaja.
Y ese alguien fue Mamen Martinez, determinante para nosotros y sobre todo para Blanca.
Los grupos en este punto ya están formados.
Por un lado Nuestra faraona en cabeza y destacada, recuperando posiciones y acercándose a un nuevo podio. Un gran tercer puesto muy currado pues hubo de superarse una vez más a si misma.
Por otro Ernesto y Javi, Pelli, Couce....
Vanesa con su coraje, uno tan grande que le impide pensar en nada aparte de llegar veloz a la meta, que gran corredora y cuánto podrá aportar cuando supere sus molestias.
Y ya desperdigados un gran número de mandaraches imposible de nombrar a todos y cada uno.
Diego, Atanasio, Antonio... Y un largo etc..
Afrontamos con los miedos propios de la inexperiencia pero con valor y determinación. Y es que es de lo que están llenas estas carreras, lo que las hace especiales y diferentes. Esa epica implícita e intrínseca en todo aquel que se atreve con la distancia.
Llegamos a Fajardo tramo de subida en el que Mar y yo, acelerando el paso llegamos destacados. Aquí paramos en ese avituallamiento tan bien organizado, nos encontramos por última vez con el alcalde. Y nos reagrupamos los cuatro. Ya estamos en la mitad de la gesta. Sólo queda Galeras y esto estará visto para sentencia. Galeras es pues piedra de toque, punto en el que todos y cada uno de los corredores evalúa las fuerzas. Mar y yo al llegar destacados nos permitimos un descanso y aprovechamos para acondicionar nos un poco. Aquí también se nota la camaradería propia de estas gestas y a Mar le pasan un réflex. Esos pequeños milagros que ayudan y dan confianza, y sobre todo calman el dolor del tobillo. Le pregunto por última vez, "Vamos hasta el final?", No necesito respuesta.. Y más allá...
Bajando nos volvemos a destacar y tratamos en vano de espolear a las dos rezagadas. Vemos al bandera iniciando la subida y eso espolea a Mar, acelera el paso. Aquí nos destacamos y comenzamos a adelantar a participantes esto da confianza, las fuerzas están y las ganas aún más. Nos encontramos camino del atalaya a Alberto, regresando a por su amada... Una vez más , épica. Pues que es un príncipe sin su princesa?
Nosotros decididos, pues vamos de caza. Tras mi hermano como almas que lleva el diablo a un paso difícil de seguir. Otro tipo de carrera a la que no estoy acostumbrado... Empezamos la subida al mismo, y aquí Mar agacha la mirada y sigue mis pies como un Lazarillo. Sin darse cuenta alcanzamos la subida, no sin antes alcanzar al fin a mi hermano José. Esto le hace una ilusión tremenda. Ya tiene su victoria. Quien dice que hay que llegar el primero para conseguir una victoria?
Si alguien lo dice es que no sabe nada de montaña. Iluso.
Ya queda sólo la bajada que hacemos al trote, alcanzando a los cangrejos. Esto es, corredores marcha atrás. Para descargar y continuar lo que haga falta. Pasamos a Cristián que era uno de ellos y ya sólo queda uno. Es cuando el corazón toma el mando, nada más importa, es aquí cuando el corredor sabe que pase lo que pase alcanzará su objetivo. La batalla esta planteada y la victoria es nuestra. Al final alcanzamos el Roldan. Este año recortado por la estupidez y el desconocimiento de unos pocos. La escusa el águila perdicera. La realidad otra bien distinta.
Quien desconoce el mundo de las carreras de montaña y sobre todo desconoce a quien día a día las recorre al paso acelerado o a la carrera.
No sabe que la forma más pura de amar la montaña es recorrerla a un paso a veces tan rápido que la sensación es de que vuelas. En nuestras manos esta segura. En nuestros pies esta el conservarla pues nadie ama este entorno más que quien vuela bajo para alcanzar grandes alturas. El corredor por montaña.
Al fin comenzamos la subida a sabiendas de que nos queda muy poco. Encuentras a gente totalmente reventada, cada paso es un esfuerzo titánico por superar a la mente que te dice que pares pero como he dicho la mente ha perdido la batalla. El corazón es indomable.
Con el orgullo del objetivo cumplido bajamos todos y cada uno. Todos nos hemos superado este año, todos han logrado volver victoriosos a los canales. Sólo queda la gloria.
Si la gloria pues no es necesario lograr atravesar la meta llevando consigo la cinta que te identifica como el ganador. Para todos es especial este momento. Todos hemos alcanzado nuestra meta logrando la hazaña una vez más. La ruta de las fortalezas ha terminado.