Debut con los colores del club de nuestro compañero José Antonio García Gallego, y nada más que en Roma, y por si fuera poco, con un estupendo tiempo bajando de las tres horas y media. Os dejamos con la crónica que no ha mandado que seguro le hará a más de uno la boca agua para correrla el año que viene.
¡Enhorabuena José Antonio!.
Hola a todos/as los Mandaraches desde Roma:
Me hubiese gustado escribir este correo un poco antes, pero no he parado en todo el día y hasta ahora no he llegado al hotel, para poder transmitiros lo que ha sido la carrera y mi experiencia personal.
Lo primero que tengo que señalar es que la Maratón coincidía con una carrera de cuatro kilómetros, sobre la cual no tengo ni idea del recorrido, pero en la que participaban sobre 100.000 corredores. Os podéis imaginar lo que esto significa: en el metro no cabía un alfiler y cuando salí de él en la parada del Coliseo, la ligera elevación del terreno me permitió observar una visión espectacular: gente y más gente alrededor del Coliseo, Foros Imperiales y Palatino. Tantos atletas participando ofrecían un inconveniente, en los primeros kilómetros correr se hacía una misión imposible y empujones y tropiezos estaban a la orden del día. Tras abandonar la Roma Antigua el recorrido llevaba hacia el sur, y en San Pablo de Extramuros, cruzamos la primera de cuatro veces en total el río Tíber, para poner rumbo norte. El recorrido con subidas y bajadas, que aunque no muy pronunciadas sí eran bastante numerosas. Otra dificultad que iba mermando a los atletas era la alternancia de asfalto con empedrado. En torno al kilómetro 12 pasamos por Sant Angelo, donde coincidí con el secretario del club Spor-ti, que me dio recuerdos para Diego. Unos kilómetros más adelante, sobre el 17 vimos una de las privilegiadas imágenes que nos ofrece la prueba: la fachada de San Pedro del Vaticano. Siguieron unos kilómetros sin tener nada destacable, marchando hacia los Foros Itálicos, hasta volver a la zona Antigua. El ambiente en las plazas Navona, del Poppolo, de España o Venecia, hacía que esos último tramos fuesen más llevaderos. Y aunque con cuestas y empedrado, el escenario para los últimos tres kilómetros era inmejorable: Foro Boario, Circo Máximo y otra vez el Coliseo.
Me hubiese gustado escribir este correo un poco antes, pero no he parado en todo el día y hasta ahora no he llegado al hotel, para poder transmitiros lo que ha sido la carrera y mi experiencia personal.
Lo primero que tengo que señalar es que la Maratón coincidía con una carrera de cuatro kilómetros, sobre la cual no tengo ni idea del recorrido, pero en la que participaban sobre 100.000 corredores. Os podéis imaginar lo que esto significa: en el metro no cabía un alfiler y cuando salí de él en la parada del Coliseo, la ligera elevación del terreno me permitió observar una visión espectacular: gente y más gente alrededor del Coliseo, Foros Imperiales y Palatino. Tantos atletas participando ofrecían un inconveniente, en los primeros kilómetros correr se hacía una misión imposible y empujones y tropiezos estaban a la orden del día. Tras abandonar la Roma Antigua el recorrido llevaba hacia el sur, y en San Pablo de Extramuros, cruzamos la primera de cuatro veces en total el río Tíber, para poner rumbo norte. El recorrido con subidas y bajadas, que aunque no muy pronunciadas sí eran bastante numerosas. Otra dificultad que iba mermando a los atletas era la alternancia de asfalto con empedrado. En torno al kilómetro 12 pasamos por Sant Angelo, donde coincidí con el secretario del club Spor-ti, que me dio recuerdos para Diego. Unos kilómetros más adelante, sobre el 17 vimos una de las privilegiadas imágenes que nos ofrece la prueba: la fachada de San Pedro del Vaticano. Siguieron unos kilómetros sin tener nada destacable, marchando hacia los Foros Itálicos, hasta volver a la zona Antigua. El ambiente en las plazas Navona, del Poppolo, de España o Venecia, hacía que esos último tramos fuesen más llevaderos. Y aunque con cuestas y empedrado, el escenario para los últimos tres kilómetros era inmejorable: Foro Boario, Circo Máximo y otra vez el Coliseo.
La prueba la ganaron los keniatas Luka Lokobe y Hellen Kimutai, en hombres y mujeres, con unos tiempos respectivos de 2:08:04 y 2:31:00, marcas algo discretas, pero hay que tener en cuenta que el recorrido es muy bonito pero no apto para grandes cronos.
Respecto a la organización, me ha parecido en general bastante buena, para todo el trabajo que ha tenido. Por ponerle un pero, me hubiese gustado que las vallas del comienzo y final hubiesen estado más cercanas al trazado, pues percibíamos al público bastante lejano.
En lo personal, mis pretensiones eran aguantar a 5 minutos/km. Y muy pronto se vieron frutadas, pues era imposible coger ritmo de carrera en los primeros kilómetros. Como llevaba perdido bastante tiempo, cogí un ritmo de 4:45-4:50/km, pero tenía mucho miedo de toparme con "el muro". Pero conforme iban pasando los kilómetros veía que mi ritmo no bajaba, y cuando llegué al 37 o 38, me convencí de que iba a conseguir mi objetivo, como finalmente pasó, consiguiendo un tiempo en meta de 3:30:10 y un tiempo real de 3:28:01, con una media de 4:58.
Las imágenes son gentileza de mi mujer y unos amigos que nos han acompañado.
Un saludo.
José Antonio.
